Los medios no tienen la culpa

Andrés Serrano

        Gran sorpresa causó en su servidor la cosmovisión generalizada que los alumnos tienen respecto a los medios de comunicación: son culpables de los males que aquejan a la ciudadanía. Honestamente me sorprendió mucho esta postura porque son estudiantes de la licenciatura en ciencias de la comunicación quienes tienen esta opinión.

        ¿Por qué fue grande mi sorpresa? Porque está claro que en dicha carrera profesional se dejó de enseñar algo fundamental para formar profesionales de la comunicación con las habilidades, destrezas y competencias indispensables: pensar, razonar, analizar, discernir y finalmente asimilar para generar comentarios y/u opiniones objetivas, claras, puntuales, precisas y con sustento.

        En primer lugar, es indispensable entender que tenemos dos clases de medios de comunicación: públicos y privados, siendo los primeros aquellos administrados, operados y financiados por el Estado, y cuando hablamos de esta figura jurídica se hace referencia a los gobiernos federal, estatales e incluso hay municipios que operan estaciones de radio y/o de televisión sin fines de lucro. En el segundo caso, son empresas dedicadas a la venta de los espacios destinados a la comercialización y tienen la finalidad de propiciar ganancias económicas a los dueños, socios y/o accionistas.

        En este sentido, también es necesario precisar cuáles son los medios de comunicación: televisión, radio, cine, prensa, Internet (y sus subplataformas redes sociales, correo electrónico, streaming y blogs), revistas, espectaculares, vallas, impresos (volantes, dípticos, trípticos), y además es necesario incluir WhatsApp como subplataforma de los teléfonos inteligentes.

Las empresas de comunicación

        Rosario de Mateo Pérez, Laura Bergés Saura y Marta Sabater Casal en su libro Gestión de empresas de comunicación (2009), explican qué son los medios de comunicación y cuál es su función social, y este último concepto no significa que tengan alguna responsabilidad en comparación con los medios públicos de comunicación.

        En el texto publicado por Comunicación Social Ediciones y Publicaciones las autoras explican que la definición clásica del concepto explica la empresa como una unidad económica de producción. Es decir, la empresa es una organización que combina los factores de producción y distribución de bienes económicos con el fin de obtener el máximo beneficio posible (de Mateo et al. 2009:14).

        “Igualmente, la empresa de comunicación es una organización que, combinando los factores de producción, produce mensajes y servicios de comunicación y los comercializa con el fin de informar, entretener, persuadir y, según algunos tratadistas, de educar a los consumidores para obtener un beneficio”.

        Las tres autoras argumentan que la información y otros contenidos son una materia prima o, como algunas veces se le ha denominado por algunos organismos como la OCDE, un cuarto factor de producción, al aplicarle, en el proceso productivo, otras materias primas, trabajo y capital se transforman en un bien de consumo final -raro (de uso limitado), oneroso (no es gratuito) y útil (tiene interés)- que pueden intercambiarse por otros bienes. Todas estas características confieren a ese bien de consumo final, o sea, los productos y servicios de comunicación, el carácter de mercancía.

        “La producción, difusión y consumo de bienes y servicios de comunicación siguen el esquema del análisis económico en cuanto que tienen en cuenta la búsqueda y medida de necesidades y la obtención de bienes que satisfagan. Es decir, la demanda y oferta y el lugar de encuentro de estos elementos: el mercado” (Idem).

        Con estos argumentos expuestos, por lo tanto, los medios de comunicación privados no son empresas altruistas; por el contrario, responden a la lógica de mercado de oferta y demanda por lo que esta industria debe crear productos específicos para atraer a los distintos públicos a quienes se pretende llegar para satisfacer sus necesidades de información, entretenimiento, esparcimiento y diversión.

Bibliografía.

Bergés Saura, L; De Mateo Pérez, R; Sabater Casal, M. (2009): «Gestión de empresas de comunicación». Salamanca: Comunicación Social Ediciones y Publicaciones. España.

 

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